Sara 624924277

[freakyman]

Nombre "artístico": Sara
Nacionalidad: Cubana (o eso vende; tiene más acento de Badajoz que de La Habana)
Edad aproximada: 26... con luz tenue y tres copas
Fotos falsas o retocadas?: Más editadas que una waifu de OnlyFans
Descripción de Cara: Cara de te follo por 60 pero te olvido por 5
Descripción de Cuerpo: Cuerpo de paja decente. Tetas como airbags, culo en modo carnaza
Descripción de Carácter: Juguetona por guion. Fría si no pagas extra. Ama del "sí, mi amor" sin alma
Fumadora: No pillé el humo pero el aliento sabía a fiesta de tabaco mentolado

CONTACTO
Teléfono: 624924277
Web/Anuncio: Anuncio con más fuego que verdad
Dirección: La Rinconada, Polígono de Majaraquive, Sevilla

LUGAR DE ENCUENTRO
Aire Acondicionado/Calefacción: Sí, y el aire salía como si hubiera mamado el polvo anterior
Discreción del lugar: Piso con tránsito. Entras tú y salen ecos
Valoración de las instalaciones: 6/10 – funcional, pero sin magia

SERVICIO
Fecha aproximada de la experiencia: hace un tiempo
Tarifa contratada: 110€ (60 + 50 por el griego)
Duración real del servicio: Media hora cronometrada
Besos: De compromiso, como besar a tu prima en Navidad
Mamada(con/sin protección): Sin, con saliva pero sin alma
Cunnilingus: No ofrecido, dijo que eso no se come
Griego: SÍ, por 50 más. Y lo da. Apretadito, sin rechistar
Valoración de la experiencia(0 a 10): 7 si eres culo-adicto
¿Repetirías?: Solo si vuelvo a tener el día freaky anal

Relato del encuentro:
La Sara me abrió en bragas. Tenía cara de “otro más con el rabo tieso”, pero me dejó pasar con sonrisa de “haz lo que quieras, mientras pagues”. Solté los 60, y cuando le pregunté por el griego me soltó sin pestañear: “50 más y lo tienes”. Me dio más morbo eso que la mamada.

El francés sin goma, correcto. Nada que escriba canciones, pero tampoco te corta el rollo. Me lo puse yo mismo porque ella esperaba en pose de estatua sexual con manual de instrucciones.

El anal fue lo que me salvó el polvo. Se puso a cuatro patas, se echó vaselina, y el culo tragó con resistencia sabrosa. Gritó justo cuando entré hasta los huevos, como si le hubieran enchufado un USB por el puerto trasero sin avisar.

El ritmo fue de menos a más, y acabé embistiéndola como si fuera la waifu demoníaca de un hentai con final doble. Me corrí en su culo como Dios manda. Se limpió sin dramas, me ofreció un pañito, y me dijo: “cuando quieras, mi amor”.