Nacionalidad: Española
Edad aproximada: 30 y poco. Pero da igual, la madurez le sienta mejor que a la mayoría la juventud.
Fotos falsas o retocadas?: Reales. En persona mejora.
Descripción de Cara: Rasgos suaves, mirada directa. Belleza de las que no necesitan filtros.
Descripción de Cuerpo: Proporciones de escándalo. Cintura fina, culo para ponerle un altar.
Descripción de Carácter: Cercana, elegante, con esa calma que desarma.
Fumadora: No lo noté.
CONTACTO
Teléfono: 680479542
Web/Anuncio: Valentino Prive
Dirección: Avenida de América, Madrid
Horario: Diurno
LUGAR DE ENCUENTRO
Ambientación/decoración: Piso nuevo, decoración sin pretensiones, limpia y funcional.
Aire Acondicionado/Calefacción: Sí, temperatura perfecta.
Valoración de las instalaciones: 9/10. Espacio ordenado, sin ruidos, sin estrés.
SERVICIO
Fecha aproximada de la experiencia: Septiembre 2025
Tarifa contratada: 200 €
Duración real del servicio: Un poco más de una hora.
Besos: Sí, suaves, con lengua y ritmo.
Mamada (con/sin protección): Sin, profunda, técnica.
Cunnilingus: Sí, participativa.
Griego: No pregunté.
Valoración de la experiencia (0 a 10): 9
¿Repetirías?: Sí, sin dudarlo.
Relato del encuentro:
La primera impresión fue silencio. No el incómodo, sino el que pesa. Alba abre la puerta con una sonrisa leve, de las que dicen más que cien palabras. Lencería negra, perfume discreto y una mirada que corta el aire. No hubo teatro ni protocolo: dos adultos sabiendo a lo que iban.
La ducha fue el punto de inicio. Agua templada, piel con olor a jabón caro. Ella no huye del contacto; se acerca, se pega, te mide con la piel. El cuerpo de Alba es una mezcla de suavidad y firmeza, de esas combinaciones que te hacen pensar en peligro y descanso a la vez.
En la cama, el ritmo fue controlado. No hay prisas con ella, pero tampoco pausas innecesarias. Besos lentos, felación profunda, de las que sientes hasta el estómago. Se deja guiar y responde al toque justo. Le gusta el juego de dominar y ceder, pero sin fingir. Cuando me tumbo, toma el control un momento y marca su compás. Esa manera de moverse no se aprende: se nace con ella.
Luego me toca a mí. Su cuello, su espalda, el giro de cadera al dejarse caer… todo habla de alguien que disfruta. Le doy la vuelta, y ese culo me deja sin palabras. Penetración lenta, después más fuerte. Alba gime lo justo, no busca sonar, busca sentir. Me pide ritmo, me lo exige con la mirada. La habitación entera huele a piel caliente y deseo bien hecho.
Acabé como debía, entre su pecho y su respiración entrecortada. Se queda un rato conmigo, sin mirar el reloj. Un cigarro después, conversación normal, sin posturas ni poses. Me fui con esa sensación que solo dejan las mujeres reales: las que no venden espectáculo, sino presencia.
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