IRIS 681944290

[Rhodium]

Nombre "artístico":  IRIS 
Nacionalidad:  Española 
Edad aproximada:  En la web pone 28, pero vamos, si tiene 30 los lleva bien llevados. 
Fotos falsas o retocadas?:  No. Mejor en persona. Tatuajes que no salen en web y le suben el voltaje. 
Descripción de Cara:  Ojazos verdes, cara de ángel travieso. Si hace de miss Córdoba, yo le voto con la polla en la urna. 
Descripción de Cuerpo:  Esbelta, de curvas naturales. No es fitness ni necesita serlo. Tira más el morbo de su piel que el gimnasio de Instagram. 
Descripción de Carácter:  Entrañable. Se le nota a gusto. No fuerza nada. Da paz y calienta a partes iguales. 
Fumadora:  Ni idea, pero no olía a tabaco ni por el coño ni por la boca.

CONTACTO 
Teléfono:  El que ya sabemos los que le echamos huevos. 
Web/Anuncio:  https://septimocielocordoba.com/m/iris/
Dirección:  Piso discreto. Si das más datos eres un topo o un imbécil.

LUGAR DE ENCUENTRO 
Aire Acondicionado/Calefacción:  Sí, y sin fallos. 
Discreción del lugar:  Total. Puedes entrar vestido de obispo que nadie te mira. 
Valoración de las instalaciones:  Cuidan el detalle. Sábanas limpias, música baja, luz suave. Ambiente más relajante que muchos spas.

SERVICIO 
Fecha aproximada de la experiencia:  Hace menos de una semana. 
Tarifa contratada:  Body to body 100 € + sexo 50 € = 150 € 
Duración real del servicio:  1 hora exacta, sin cronómetro pero sin prisas. 
Besos:  Con lengua y sin miedo. De los que te hacen olvidar que has pagado. 
Mamada(con/sin protección):  SIN. Y con cariño, como si tuviera planes de adopción contigo. 
Cunnilingus:  Buffet libre, te deja ahí como en casa de tu abuela, pero con menos ropa y más jugo. 
Griego:  No lo ofreció ni lo pedí. No venía al caso. 
Valoración de la experiencia(0 a 10):  10 
¿Repetirías?:  Sí, cada vez que el mundo me parezca una mierda.

Relato del encuentro: 
No hay coreografía ni guion. Entras y ya estás dentro de algo que parece íntimo sin ser impostado. Te recibe en tanga, pero no el de postureo; uno de esos que huelen a coño caliente y a promesa cumplida.

El masaje empieza suave, pero no tarda en colarse con los muslos por tu espalda hasta plantarte el coño en la nuca. Te besa la oreja y ahí sabes que vas a empalmarte como un quinceañero viendo porno en VHS.

El francés es de los que te hacen mirar al techo y pensar: "a la mierda el amor, esto es mejor". En un momento me sugiere el 69 como quien ofrece postre tras el plato fuerte. Se lo comí sin pudor, y ella respondió con gemidos bajos, de los que no necesitan acting. Estaba mojada como piscina municipal en agosto.

Al pedir penetración, ni se inmuta. Se gira, se abre, y lo mete ella misma. Sin teatro, sin ruidos de catálogo. Su coño aprieta como si estuviera escrito para tu forma. Me dejó correrme dentro con una caricia y una frase que no repetiré por respeto a su magia.

Me fui con las piernas flojas, la sonrisa idiota y las pelotas vacías. Iris no es solo masaje con final feliz. Es una hora de paz caliente. Y eso, en este mundo de tarifas frías, vale oro.